Miraba de entre difusas efigies
Un recuerdo ya un tanto incierto
Y con sus hábitos aún de cura
Sabe que el olvido no es del todo santo
El arrepentir apuró su pluma
Y sin quererlo brotó del pecho
Esa verdad o este cuento…
El era Monseñor en mis sueños
Y tú una Novicia de lejos
Un día en sagrado Convento
Te quedabas sola.
Surgió un miedo a la oscuridad
Y en tu soledad de niña
Gritaste a mi autoridad
Con un desgarro de ninfas.
Sin meditar del peligro
Corrí por el pasillo
Buscando tu habitación
Orientado por tus gritos.
Pálida, asustada en un rincón
Retraída y en llantos
Palpitaba un corazón
Sin apurar el dolor
Ni proferir un quejido.
En Santo lugar rondaba
La tentación del Diablo
El escenario, perfecto:
Una Doncella y virgen
Y un Monseñor anciano.
Podría más la sin razón
Que la fe , la austeridad
Sería más fuerte
El temor al juicio final
O el pecado de la carne.
Válgase Dios dilema
Virginidad y ocaso
En juego todo lo casto
En un rincón del miedo
Severo y aprisionado.
Calla poeta la crueldad
De tan bendita aventura
De la noche siguió el Sol
Y al final no es que hermosura
La tentación del amor.
Si te asalta alguna duda
Pues pregúntale al buen Dios
Poeta y Monseñor
Antes de callar tu pluma.
1 comentario:
Por dios
es precioso.
Si lo es.
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