El que este libre de culpas
Que lance la primera piedra.
No es un tema fácil de abordar, cuando en ningún sector de la población existe la voluntad de poner término definitivo al problema carcelario. Ahora si la politiquería utiliza las encuestas para parchar aquí y allá con el propósito sólo de mejorarlas (las encuestas, entiéndase) nos encontramos frente a un callejón sin salida.
El problema no reside tampoco en el concepto “cárcel”, todos sabemos que un porcentaje mínimo de la población es enfrentado a situaciones en que la violencia, el desprecio a la vida, a la dignidad etc., hará de ellos delincuentes extremadamente peligrosos. Por ende, su destino es privarlos de libertad luego de una sentencia, que en ningún caso debiera permitir ser permutada por el vil dinero y cuyo destino físico, es la cárcel.
El diccionario nos dice que es un edificio destinado a la custodia y reclusión de los presos y a juzgar por lo que allí ocurre, nos enteramos que la definición es ampliamente suficiente para todos. Así quedó al descubierto, una vez más luego de los lamentables hechos ocurridos en la Cárcel de San Miguel de Santiago.
Claro el diccionario cumple cometidos ajenos a los que la ciudadanía debe considerar en toda su amplitud y con todo el criterio que este problema amerita.
Y es justamente lo que no hacemos. Por el contrario, convertido en sistema, la cárcel es un lugar completamente inapropiado, que cumple funciones tanto o más delictivas, que lo que ocurre en definitiva en el mundo de la delincuencia.
La cárcel de siempre es un antro germinador de delincuentes aún más peligrosos, de los que en algún momento ingresaron a pagar cualquier tipo de condena. Lo que a todas luces es una aberración.
Quedó demostrado que el hacinamiento desde ya infringe toda norma, reglamento, ley, y va en contra de los derechos humanos. En este hacinamiento, quedo claro que los ofensores por delitos menores, son recluidos y destinados arbitrariamente a convivir con el hampa propiamente dicho. Es decir con delincuentes que representan un peligro real para la Sociedad.
También está claro que en estos recintos, el tráfico de armas, de droga, de celulares, se lleva a cabo impunemente dentro del mismo penal, a lo que se instituye con orgulloso alarde, “sistema carcelario”
Estos antros delictivos y formadores de bandidos, de artesanos de arma blanca, etcétera, además son focos de infección de alto riesgo. La sanidad al interior es inexistente. Se explica mal que los reos, por supuestas medidas de seguridad, no dispongan de una miserable cuchara de plástico para ingerir sus alimentos, mientras por otro lado tienen acceso a la compra de balones de gas????? Balones de los que fabrican armas extremadamente peligrosas, así mismo con los largueros de metal de sus propias covachas.
Un alto porcentaje de reclusos, no debiera ingresar a dichas cárceles, repitámoslo, mal diseñadas, mal custodiadas, mal aseadas y para qué seguir. Estos presos, que en su mayoría cumple condena por delitos menores, debieran ser dirigidos a Centros de rehabilitación en que el trabajo, la formación y los procesos de rehabilitación debieran ser obligatorios. Estos centros deberían funcionar al interior de los diferentes regimientos existentes en el país y repartidos en razón de la edad y de la magnitud del delito por el que se purga condena. No es difícil, pero se requiere de voluntad ciudadana primero y luego de la voluntad política.
Con ello se debe reforzar las medidas de seguridad, de higiene y de convivencia al interior de los penales destinados a los reos de alta peligrosidad.
¿Porqué la violencia, los hurtos, los delitos menores? Ya trataremos de analizarlo bajo un prisma sencillo y eficaz.
Pero que se entiende por cárcel. Veamos en teoría:
CRONICAS SOCIALES
La violencia es una institución de Estado en que ningún Gobierno tiene los cojones de eliminar de raíz.
PACOS, GUANACOS, TORTURAS Y SIGUE... ARMAS DE REPRESIÓN DEL ESTADO
Que genera esta violencia y porque cada vez se hace más violenta y se acrecienta día a día en nuestra sociedades sobre todo urbanas. Volvemos al problema carcelario, quien lo diría, el hacinamiento, palabra que debemos retener porque es un recurrente de muchos de los problemas que nos aquejan a diario. Bueno el hacinamiento es uno, el segundo y más importante es la inmensa diferencia que existe entre ricos y pobres. Hablo de dueños de Rolls Royce y utilizadores del metro y entre utilizadores del metro y los que derechamente deben caminar kilómetros y kilómetros para llegar a sus lugares del quehacer diario.
Hablo también de la diferencia indecente entre salarios de los patrones y la de los trabajadores.
La mínima normalidad social, debe manifestarse por una mejor distribución de la riqueza que generan en gran medida la mano de obra de nuestros países, llamados del tercer mundo o en vías de desarrollo. (EN DONDE PARECEN ESTANCADOS POR SIGLOS Y SIGLOS)
¿Qué conciencia social podrá tener un hombre que trabaja en el servicio público, cuando en gran medida la mayoría de ellos, gastan a diario lo que un modesto trabajador dispone para un mes?
Se pelean por aumentos salariales que sólo aventajan a los grandes asalariados y me explico: 4,2% de 2 millones de pesos significa un aumento real de 84.000 pesos en cambio el que gana 200.000 le significará 8400 pesos y lo perverso de esto es que todos los años estas diferencias se acrecientan. Y lo explico: Entre 2millones y 200 mil existía una diferencia de apenas (ironía) de 1 millón 800 mil
Ahora entre 2 millones 84 mil y 208.400 la diferencia pasa a 1 millón 875 mil 600 pesos.
Ganar 200 mil pesos es tener un trabajo y contarse además entre los “elegidos” de este mundo, pero inmensamente frustrados, con la sombra de la “estress” porque la miseria solo alcanza para seguir creando miseria y predispone a la delincuencia.
Acaso no es normal que todo trabajador tenga derecho a lo esencial, y no al miserable mínimo, que por propia esencia es injusto, indigno y completamente arbitrario.
Yo no sé en que mundo viven estos señores politicastros, que han generdao como futuro, una ciudad cárcel enrejada y convertida en verdaderos guetos en donde también conviven los reamparados y los indigentes.
¿Hasta dónde les alcanza la vergüenza? Me pregunto.
¿Hasta cuándo podrán sostener a los trabajadores en condiciones similares?
También me pregunto.
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