Nunca nadie me hablo de ti
Ni me dijo que existieras
Ni que eres extranjera
Menos que te encontraría
En esas lejanas tierras.
Y desembarqué en tu suelo
Un día de sincero otoño
Pasaron algunos años
Y la vida siguió el camino.
Escupía yo mis llantos
Atravesando sus laberintos
Mitad tristeza mitad espanto.
Y fue así en mi inconciente
Tus nudillos sonaron mi puerta
Yo me hallaba en anhelante espera
Listo, ¡vale Dios! para el encuentro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario