RADIO PIANO BAR

27 enero, 2011

FENÓMENOS PARANORMALES III

Ingreso a la consulta y una vez a solas con el titular de la salud. Y luego de los primeros exámenes de rigor, se estableció la siguiente conversación:

—¿Qué lo trae por aquí, Felipe, aparte naturalmente de la preocupación de su familia que parece del todo evidente y un tanto preocupante, por decir lo menos, pues noté una cierta angustia y bastante preocupación en ellos?

Antes que el galeno prosiguiera con su ritual interrogatorio y se pusiera a consignar las respuestas en fichas, Felipe mirándole fríamente a los ojos, le espetó:

—Doctor, necesito asegurarme de su estricto profesionalismo y lo que yo le diga sólo lo consignara en fichas personales que no debieran conformar mi documentación general de salud.
—Puede contar con ello, lo reaseguró el médico.
—Pues bien, vera usted que los males a que se refiera mi familia, aunque justificados, no tienen otra importancia de lo que yo voy a confiarle
—Lo escucho, respondió el doctor agregando familiarmente… —puede llamarme Igor, si lo prefiere.
—Gracias Igor, agregó Felipe, —lo prefiero en vista de la confesión que escuchará.
Hasta este momento, el interés de el profesional por el “Caso Felipe” como lo había rotulado de antemano, agregando el consabido “CONFIDENCIAL” no hizo que aumentar.
—Lo escucho le repitió el galeno.
—Doctor
—Igor, le interrumpió el médico
Una sonrisa entre ambos, rompía entonces ese tenso comienzo.
—Igor, sucede que no estoy enfermo y las manifestaciones que mis padres evocan, provienen de un don, a mis ojos tan banal y tan desconocido y poco descifrable en términos científicos, que espero no lo convierta en mi enemigo. Para ustedes los científicos, estás cosas no son necesariamente creíbles, pero le aseguro que dentro de lo “increíble” de las mismas, son tan o más reales, de lo que usted puede llegar a imaginar.
Las pupilas del galeno se dilataban a la vista de Felipe.
—Prosiga Felipe, le suplicó Igor.
—Existe en mí, un don, del que puedo hacer uso a voluntad, y combinado a un segundo. Este primer don consiste en disponer de mi espíritu o cuerpo astral, ectoplasma o como se llame, quien al ser estimulado por premoniciones o hechos anteriores, me obligan a dejar este cuerpo o arquitectura humana, para hasta el momento, evitar, cuando la premonición se presenta, algún problema, accidente o desgracia que golpea mi inconciente.
—Igor, entiendo un poco más de lo que usted imagina, en mi larga carrera he sido testigo de un cúmulo de hechos, que no tienen explicación científica. En varias de esas ocasiones, he sido testigo, en primera línea de lo que ocurre. No le hablaré del más allá y ese tipo de manifestaciones, que son mero producto de un desequilibrio cerebral acusados luego de un accidente, sea de orden cardio- vascular o encéfalo craneal, en que se dañan, en una especie de cortos circuitos, todos los millones de fibras que controlan la energía que circula y regula el organismo. Ero querido amigo, se producen sanaciones imposibles de caracterizar, conceptuar o simplemente que escapan a todo análisis. Lo que usted acaba de contarme, no es nuevo en ámbito de revelaciones, aunque también escapan a la medicina tradicional y puramente científica.
—Entiendo doctor y me felicito de saber que tiene suficiente capacidad para comprender “mis anomalías paranormales” por llamarlas de alguna manera. Si, puedo asegurarle que alguna de ellas me causan un desgaste físico, que luego pasaría un par de días durmiendo.
No me gustaría que esta primera entrevista, se extendiera demasiado, para no alarmar a mis parientes, que de seguro se están haciendo preguntas de todo índole.
—Pierda cuidado, agrego el galeno, sabré como calmarlos.

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