
I
Cuando me habita el deseo
Y la soledad se recoge profunda
Vuelve a mí el dolor que alumbra
Las quimeras del pasado.
Entonces en estoica desazón
Pesadumbre y congoja
No existe aún quien acoja
El deseo de un cuerpo herido.
Comienza el oscuro desvarío
A quebrantar el presente incierto
Pero se alza en el remanso un verso
Que aunque duele, te recuerda.
Me quito del cuello la cuerda
En un intento sobrehumano
Y con mi propia rabia, mis manos
Acaban con el deseo, mientras escribo.
II
Al recabar de mis versos
Otrora de amor y nardos
Aflora a mis ojos pardos
Una lágrima salina.
Eras aroma de mar.
Que al verte surgir
Tal espectro marino
Con mis locuras de niño
Mis deseos de hombre
Te quería deshojar.
Negras eran las olas
De noche el mar inmenso
De sombra era el oleaje
Y en sosegado recuerdo
Mi soledad era el agua.
Ya cuando en la noche larga
Brotaba de trigo el día
Mis pasos encaminaba
Por las laderas del alba.
Mi paso era lenta angustia
Mi angustia mezcla de rabias
Cabizbajo entre las gentes
Con el deseo intacto;
Mi cara iba mojada.
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