RADIO PIANO BAR

13 enero, 2011

MEDIANOCHE EN LA URGENCIA



Cruz Coke Echenique, está blasfemando su suerte, luego de un súbito ataque depresivo, de hallarse en un pasillo de urgencias. Ahí, tirado como un desprecio, como carroña, indiferente incluso a la monjita que vendía calugas en nombre de Dios o como un simple Albornoz Aguirre del común conglomerado humano.

Por tanto apenas unos meses atrás, su disfraz a maletín celular y pc portátil, lo mostraban como uno de tantos ejecutivos a corbata y a conductas intachables. El diploma de economista, el salario y garantías, lo harían, con justa razón pensaba, un enfermo de lujo. Y correrían enfermeros y doctores, en nerviosos ajustes a un día cualquiera en el hospital. Pero las cosas habían cambiado.

Sorprendido en dudosas tecnicalidades financieras, que en la última Junta de Directorio no pudo o no supo explicar, había cambiado de categoría en el plano, incluso humano de las cosas. De Ejecutivo a poco menos que delincuente. Bueno mientras no se probara, fuera de toda duda razonable, que las aprehensiones en su contra retenidas contra él eran jurídicamente inapelables.

Esa era su triste y actual situación. Aún no se percataba que estaba custodiado por policía civil.

Entonces era que sus blasfemias aumentaban de intensidad, pero aunque sus gritos que otrora hacían temblar a un montón de empleados bajo su férula, hoy sus exageraciones verbales, ni siquiera inquietaban a los demás pacientes que es sus fueros internos, probablemente pensaban en un “callate mierda”.

Paciente, urgencia 15, inyéctele un calmante a doble dosis, y monitorée sus signos vitales, ordenó el galeno de turno.

La enfermera procedió de inmediato y Cruz Coke Echenique, pudo finalmente dormirse y aquietarse.

No supe la continuación de la historia, mi madre a sus 99 años había obtenido el alta en ese mismo pasillo, y pretendida y adulada por su edad, su ejemplar comportamiento y su buena disposición.

Quiero pensar que a Cruz Coke Echenique, lo traicionó un disfraz que lo había convertido, muchas veces en el victimario de sus propias aberraciones humanas. Hoy sólo pagaba el precio de sus errores.

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