Nací en el campo
me abrigaron las estrellas
Fernandita vivía en ellas
siendo hija del patrón.
Yo a mano de hombre
con mis doce años de niño
me dormía allá en el trigo
abrazado a mi azadón.
Era hermosa Fernanda
de niña yo la vi crecer
dulcemente fue mujer
y yo, sin darme cuenta
me enamoré de ella.
Una tarde; de casualidad,
bruscamente el corazón,
dio un brinco por su amor
y me las encaminé pal río.
El agüita cristalina
comprendió mi triste pena
y mientras lloraba mi angustia
ella me quiso consolar
dejando en el agua pasar
el reflejo de su estrella.
—Hola Gervasio —me dijo
«en mis sueños de peón»
yo me abracé a mi azadón
y sin saber, lloré mi pena.
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