Tu cuerpo rebelde
Lo mudo de versos
Tu piel lleva acentos
Y signos herejes
Agolpa mi sangre
El dulce que emerge.
Tus senos erectos
Desmayan helechos
Huracán desmedido
El río se vuelve.
Mi pluma es obispo
De encandilados cipreses.
Y bajas del monte
En hebras de nueces
Doncella y salvaje
El viento te mece.
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