TRAGEDIA EN EL BALCÓN DEL SUR
La naturaleza ha tallado una lágrima oceánica a través del territorio chileno, ha tejido con hebras de espanto un episodio de terror, de muerte y destrucción. La tierra que amo, es epicentro sísmico de severa cotidianidad, sin embargo, cada vez que este tipo de tragedia remece nuestro suelo, abre nuevamente el sendero de interrogantes a las que, confieso, no dispongo de respuestas que puedan satisfacer ni tranquilizar ninguna de mis sensibilidades más profundas.
Ciclos son los que llaman los estudiosos del comportamiento terrestre y eso es indiscutible. El planeta es un ente vivo, por ende debe sobrevivir, entonces desde un punto de vista menos científico, pero no menos válido, pareciera de pronto adelantar esos ciclos destructivos, necesarios casi a su propia auto-reconstrucción. – Frente a nuestra propia irresponsabilidad – indudablemente.
Anteriormente fue nuestro hermano país Haití, devastado, por la fuerza incontenible de la naturaleza. Entonces, nos faltan los elementos básicos y comprendemos que la suntuosa materialidad, no es que un excremento gigante de la ambición desmesurada. ¿Qué daríamos por un vaso de agua fresca ? ¿por un pedazo de pan ?
Pero también es cierto que esa lágrima que corre por esa larga y angosta faja de tierra, nos cierra la garganta de angustias y esas no son, afortunadamente de orden material, sino de índole humana. Hermanos míos, los he visto llorar por las pérdidas humanas, sin importar palos, hierros o cemento. Vuestro llanto es mi propio llanto. Mi esperanza también la vuestra, estoy seguro.
Hago un llamado a todos nuestros amigos poetas, escritores emergentes y no emergentes de la Red, para que nos den señales de vida,. Y aprovecho para agradecer todas las muestras de solidaridad y de humanidad para con todos ellos y para con mi elemental país Chile.
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