RADIO PIANO BAR

07 enero, 2011

EL ÚLTIMO VALS




Juró que no esperaba nada que fuera a conmover éste su principio de año. Estaba mirando en su señero aquellos temas que le agradaban y agregando algunas ideas de mayor envergadura en lo estrictamente literario, como lo era en su caso el de delinear una segunda novela por ejemplo, entre tanto otro pequeño proyecto que distrajera su inalterable soledad. Sería su segunda novela que despertó con fuerzas, luego del entusiasmo de algunos dadivosos personajes y mejores amigos que le adularon y adularon su primer trabajo publicado en el 2010

Nunca lo vi tan centrado en sus asuntos estrictamente personales, me parecía que empezaba a resignarse del inevitable ocaso incluso de las cosas. En sus recuerdos estaba la visión última de las murallas de su casa, que visitara hace unos 20 años atrás, allá en su querido terruño natal. También los fantasmas que jugaban pichanga en la calle de sus comienzos. Llegué a sentir temor de su salud mental, no queriendo que tanta melancolía pudiere precipitar su propia decrepitud.

No sabía, sin embargo, que a fines del 2010, algunos comentarios le llamaron la atención muy favorablemente, y no necesariamente por si ego personal, ego que ya no los fastidiaba, sino mejor dicho por un posible y tierno “entre líneas” que digamos empezó a situar en un escenario un tanto más real, para luego, probablemente, imaginarlo y soñarlo con más intensidad.

La vida seguía su curso normal, hasta que de pronto, dijéramos que el sol nuevamente entraba a raudales, casi tóxicos, a su ventana, la misma por la que veía desfilar la vida, sobre todo en tiempos de lluvia, en momentos de angustia y también de quizás, qué pretendidos recuerdos.

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