
Evoco la tersa piel de los solsticios
Sumido en las huellas del equinoccio
Tú adivinas mi angustia en el espejo
Y generosa en tu recuerdo no me olvidas.
No quisiera comparar nuestras heridas
Y separar al verdugo y la tortura
Otrora he sabido de fortunas
Y no me asusta la noche en que ya vivo.
Un día por tormentos que me ahogan
Me dejaste sumido en el sollozo
Y la niña que observas en la foto
Renació de tus cenizas mis escombros.
Es posible que sin amarla yo la adore
Y la adore y la ame sin medida
Al final fuiste tú de la partida
Y ella la que adujo a mis despojos.
Ahora soy yo el que te deja ¿quién diría?
Narciso, allá lejos en tu zozobra.
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