1:1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
1:2 Y la tierra estaba desordenada y vacía,
y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo,
y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
1:3 Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.
Primera manifestación humana de vida, es la entrada en el Paraíso Terrenal de aquel fascinante ejercicio, para nuestra contemporánea imaginación, de la Alquimia básica, tierra, agua, fuego, aire y un cordón umbilical que lo sostuvo supuesto y condicionado a la autoridad del Creador y que denominamos Adán. El tiempo o espacio es impreciso, en aquellos lugares parecía no existir. Aunque todo este venerado misterio de la voluntad Divina, debió ocurrir antes de la explosión que parece haber precedido y generado el ineludible Big-Bang, suscitado por las aún frágiles teorías de nuestros nacientes investigadores., el hemiciclo necesita de todos sus actores.
Al cabo de… nace Eva y nace de Adán… el cordón umbilical se rompe y prorrumpe el Génesis… Caín y Abel. Caín del que nace Enoc y …
Sin embargo aquel que parece encerrar todo el paradigma del introito, es aquel anunciado por los profetas y en que el Mesías envuelto de designios divinos, vino a atravesar este mismo exordio, con el estoicismo del Bienaventurado. Este suceso revive nuevamente la variedad del nacimiento de los nuevos actores al interior de realidades más cercanas.
Mientras el primer ejemplo habla del pecado original y el comienzo del deambular por otra tierra, diferente al Paraíso Terrenal que se pierde en la Geografía del tiempo, el segundo nos hace prever La Resurrección. – siempre que… - Primer requisito el bautismo que nos libera del pecado original, y que está representado por la serpiente –como instigadora- y la manzana –icono del pecado original -.
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